Olga Lucia Álvarez Benjumea ARCWP*
Anoche fuí invitada al Encuentro virtual donde jóvenes de varios países, de habla portugués y español, después de un buen debate y compartir experiencias dentro de la Iglesia Católica han dado inicio a lo enunciado en el título.
Valga la aclaración dicho acontecimiento no aparece de la noche a la mañana, ni se esperan sus resultados de acción inmediata, si mal no recuerdo ya llevan casi 3 años tejiendo, compartiendo sus voces e inquietudes con los hilos del Evangelio.
Al escuchar sus comentarios con todo respeto he solicitado su consentimiento para compartir esta experiencia que la veo providencial como bendición del Cielo.
El dialogo lo inician jóvenes de Chile, Brasil, Colombia, a ell@s se unirán los demás que están llegando y empiezan a extenderse por toda América Latina, con mente y corazón abierto, apoyad@s en la Palabra de Dios. Se sienten Iglesia Pueblo de Dios en la plenitud de su juventud.
A pesar de lo que han vivido dentro de la Iglesia, su amor, su coraje sigue firme no han desfallecido. Su compromiso es al rescate del Evangelio anunciándolo con labios y corazón limpios digna y honestamente.
Ha sido en ell@s unánime el sentir el peso y el dolor de la pedofilia, en una Iglesia, donde cada vez se hace patética su discriminación al LGTBI, a las mujeres y verla abrazada mutuamente a los poderes económicos y políticos de gobernantes genocidas y corruptos.
Algunos de sus comentarios:
“Nos da vergüenza decir que somos católicos, porque el decir católico se nos identifica como encubridores”.
“No podemos y no queremos seguir sosteniendo una institución, que se está cayendo a pedazos y que nada tiene que ver con el Evangelio”.
“Por sus actitudes y testimonio, el mensaje del Evangelio no llega…”
“Queremos una Iglesia abierta, acogedora, que nadie sea rechazad@ ni castigad@ injustamente”
“No queremos una institución que vive apegada a dogmas, normas, como el Código de Derecho Canónico, Congregación de la Fe”.
“Queremos una Iglesia que sea “sal y luz” por encima de la ley y religión”
A medida que avanzaba la reunión, iba quedando sorprendida, de cómo estos jóvenes, que una creyera que no les interesa la Iglesia, están enterados de todo, critican, analizan y diagnostican la enfermedad de la que sufre la institución.
Apoyan al Papa Francisco, sienten en él, el Evangelio y la Doctrina de la Iglesia que les atrae. El testimonio y actitudes de Francisco, les convoca y desafía por eso: “hacer lío”.
Son conscientes que algunas cosas, no parecen de Francisco y aunque parezcan ser de Francisco no las aceptan. Le reconocen como el Papa, que está mostrando una cara diferente del que hacer de un Papa, a pesar de todo.
“Francisco, nos ha dicho: “no tengan miedo”
“Romperemos con el clericalismo, de hecho, ya lo estamos haciendo, queremos ser comunidad, pero libres y abiert@s”.
“No queremos una Iglesia vertical, patriarcal, machista, autoritaria”.
“Al declararnos Sínodo Latinoamericano de jóvenes, empezamos ya, tendremos reuniones frecuentes, tratando temas diferentes, estudiando, leyendo, consultando, investigando, orando y sobre todo muy unid@s, celebraremos la vida, los problemas y los logros”.
“Somos conscientes de que también somos culpables de la crisis por la que pasa la Iglesia, sus fallas las hemos tolerado y las hemos aceptado en nuestra formación”.
“Nos sentimos cómplices y responsables, no podemos seguir siendo los que transmitamos, esa forma de Iglesia que hoy rechazamos”.
“Levantaremos nuestro protocolo y a la hora de informar, apoyar, denunciar nos manifestaremos siempre como jóvenes reunidos en Sínodo de jóvenes Latinoamericano Permanente. Lo haremos a través de los canales y plataformas con el que cada uno de nuestros grupos cuenta”.
Estarán informando dónde y cómo contactarse con ell@s, quienes a ell@s quieran unirse.
Hasta aquí lo que he podido recoger de sus sentimientos, propuestas y perspectivas a realizar.
Algun@s preguntaran: ¿Cuáles son las edades de estos jóvenes? En la presentación que hicieron fueron diciendo sus profesiones y edades: el menor es de 22 años, el resto casi todos 23-24 años, los mayores 33-36. Otro detalle, vari@s son docentes.
Doy gracias a la Divinidad por esta experiencia, pidiéndole la conserve, guarde y crezca a pesar de las mareas que aparezcan, para su gloria y servicio a través de la Iglesia.
*Presbitera católica.
Junio 8/21