Un testimonio

Mi testimonio, solicitado para Sinodal Way-Alemania

Mi nombre, queda indicado arriba.79 años. Soy colombiana, formada por una madre exreligiosa rebelde, Carmelita Misionera, en los principios y valores cristianos en la fe. En mi niñez, mis juegos fueron con mis hermanos haciendo procesiones, diciendo “misas”. Mamá nos hizo el altar y los ornamentos de periódico, nunca nos enseñó, que las mujeres estábamos marginadas dentro de la Iglesia. En mi juventud y en mi vida, no me he economizado al servicio del Evangelio a través de la Iglesia, desde muy joven fui misionera seglar entre afros e indígenas, en UFEMI (Unión Seglar de Misioneras) fundado por Monseñor Gerardo Valencia Cano, a quien le debo parte de mi formación, formada en Catequesis Superior en el ICLA-Instituto catequético latinoamericano (CELAM).Llegando a ser su secretaria, fui una de las 3 secretarias laicas en la IIa, Conferencia Episcopal Latinoamericana-Medellin (1968).

No sentí el llamado sino hasta cuando viví y sentí la necesidad solicitada por la comunidad. Agonizaba la madre de una amiga, quien me pidió le ayudará a conseguir un sacerdote para la Unción de la Salud. Le pregunté si había ido a la Parroquia y me dijo que sí, pero, que el cura estaba dando clases en la Universidad. ¿Y en la otra Parroquia? Me contestó: el Padre ha dicho que no le corresponde esa parroquia. Ahí es dónde empiezo a sentir fuertemente que el anuncio el Evangelio no puede estar atrapado entre fronteras o muros. De ahí en adelante, hasta el presente la inquietud y el llamado no me han abandonado.

Con el apoyo de mi hermana y amiga Elfriede Harth, -colombo-alemana- recibo la información y contacta con las Presbiteras Católicas Romanas.(RCWP) Eso me parecía imposible. ¿Será otra iglesia, otra secta?. Me explican que están dentro de la Iglesia, que son un Movimiento Internacional y me preguntan si aceptaría ser excomulgada. Hasta el día de hoy, no me siento excomulgada, hace poco fui a mi pueblo a sacar mi partida Bautismal, confieso que mi corazón quería de salir de mi pecho, mientras el secretario, preparaba mi pedido. No había, ninguna nota marginal que indicara novedad alguna. No me he salido de la Iglesia, no he renunciado a mi Bautismo. No soy una persona desconocida ante el episcopado y el clero. No se han metido conmigo y ni con ninguna de las presbiteras que estamos trabajando dentro de la Iglesia con coraje y discreción.

Fui ordenada el 11 de Diciembre 2010 presbitera, el 24 de Septiembre 2015 me han hecho obispa. Cuento con el apoyo del laicado que es cada vez más consciente que son ellas/os quienes nos apoyan y solicitan les sirvamos. Siento que he sido ordenada para empoderar al laicado al servicio y la reconstrucción de la Iglesia a través del anuncio del Evangelio. No me siento ordenada para entrar en competencia con el clero masculino, soy presbitera sirviendo a la Iglesia, anunciando con gozo el Reino de Dios, erradicando el sexismo, la marginación, desigualdad, pecado presente que hace daño a la Iglesia.

*Presbitera católica romana.

Olga Lucía Álvarez Benjumea ARCWP*